Colombiano Daniel Valderrama descubre nueva conexión con caballos

Encuentro que le cambió la vida le permite al colombiano tener una nueva ambición en Para doma 27 Jan 2021
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Man with his horse and a Colombian flag held in front of them
Daniel Valderrama apunta a París 2024 y Los Ángeles 2028
By Rob Howell

La equitación había sido una forma de terapia para el colombiano Daniel Valderrama hasta que conoció al legendario entrenador de Para doma Clive Milkins. Desde entonces, la equitación se ha convertido en su vida. 

Ambos se conocieron hace cuatro años, cuando Valderrama asistió a una clínica en Uruguay. Lo dirigía Milkins, antiguo entrenador y mentor de los mejores Para atletas de doma y de la multicampeona Paralímpica británica Sophie Christiansen

“Clive me preguntó si sentía una conexión con el caballo”, recuerda Valderrama. “Le dije que llevaba montando desde los dos años, así que por supuesto que sentía una conexión. Pero recuerdo claramente que luego me dio un par de instrucciones sencillas sobre los botones que tenía que pulsar en el caballo. Entonces conseguí que el caballo se subiera al bocado y conectara con él de una forma totalmente nueva”.

“Eso fue muy gratificante para mí y, en ese momento, decidí que la Para doma era lo que quería hacer con mi vida”.

Ese encuentro único en la vida cambió a Valderrama por completo. Clasificado como jinete de grado IV, sueña con representar a su país en los Juegos Paralímpicos. Tokio 2020 no es posible, pero su mente está puesta en 2024 y 2028. 

VOLVER A MONTAR A CABALLO

Valderrama creció en un rancho de los llanos orientales de Colombia, a unas ocho horas de la capital, Bogotá. 

“Siempre me ha gustado montar a caballo, sobre todo en el rancho, y siempre he tenido una conexión con los animales”, explica.

A los 12 años, sufrió un derrame cerebral que le provocó una discapacidad en el lado izquierdo del cuerpo. Fue entonces cuando la equitación se convirtió en un medio de terapia en un centro local para personas con discapacidad.

“Pero la terapia es la terapia", añadió. “Y yo quería hacer algo más que eso, así que fui a una escuela que tenía doma y equitación para personas con discapacidad. Todo empezó a evolucionar hasta que empecé con la Para doma”.     

Se graduó en psicología y luego fue a la Universidad de Edimburgo en Escocia para obtener un máster en comportamiento animal aplicado.

“Hay que cambiar la idea que la gente tiene de las personas con discapacidad que montan a caballo”, dice. “Ya no se trata de una terapia o de rehabilitar a las personas, sino de hacer deporte, y para ello hay que utilizar la psicología. Montamos como atletas, no solo porque tengamos discapacidades”.

 

MONTAR POR LOS DEMÁS

A pedido de la Federación Ecuestre Colombiana, Valderrama regresó a su país natal para ayudar a desarrollar la Para doma. Pero sus ambiciones no se limitan a Colombia, que aún no ha enviado a un jinete a los Juegos Paralímpicos desde su inclusión en Atlanta 1996.

Aunque quiere ser ese jinete que represente a su país, también quiere que otros se unan a él.

“Mi otro objetivo es desarrollar y formar un equipo de jinetes de Para doma en Colombia que pueda clasificarse para los Juegos Los Ángeles 2028. Salvo Brasil, no tienes ningún otro país latinoamericano que tenga la oportunidad de ir a competencias internacionales”.

Él y Milkins comparten la misma ambición, que es lo que los unió en primer lugar en la clínica de Uruguay, que formaba parte del programa de Solidaridad de la Federación Ecuestre Internacional (FEI) para desarrollar todas las disciplinas ecuestres. 

“Hay un futuro apasionante para nuestro deporte en América Latina, y no solo en Argentina y Brasil”, dijo Milkins. “Muchos países allí, tienen buenos programas de equitación terapéutica y también tienen algunos focos realmente buenos de Para doma”. 

“Cualquiera que sufra una situación que le cambie la vida a su edad, y que unos años más tarde se vaya al otro lado del mundo, a una universidad escocesa, con el inglés como segunda lengua, y que luego tenga las agallas de ir a Uruguay a trabajar conmigo. Bueno, si alguien puede hacerlo, será Daniel.

“Además, es un jinete natural y un hombre de caballos, como muchos de su parte del mundo”.

La pareja mantiene un contacto regular, y Valderrama tiene claro el impacto que ha tenido la relación. 

“Creo que siempre tuve lo que necesitaba en algún lugar dentro de mí”, dijo. “Solo necesitaba ese impulso de Clive para empezar. Y esa primera sesión con él fue precisamente eso”.