Francisca Mardones recuerda su máxima victoria mientras se ilusiona con Tokio
Lanzadora de bala chilena rememora su título mundial en 2019, obtenido días después del fallecimiento de su padre 09 Jan 2021Francisca Mardones estaba lista para debutar en el Campeonato Mundial de Para Atletismo 2019 en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, cuando recibió un doloroso mensaje: su padre Hernán, quien sufría Mal de Parkinson desde hacía 30 años, había fallecido a sus 71.
Fueron momentos de mucha tristeza y dudas para la chilena, quien finalmente decidió competir en la competencia mundial inspirada por la pasión que su propio padre le había inculcado por el deporte.
“Antes de salir de Chile cuando me estaba despidiendo de él, le dije que le llevaría muchas fotos de Dubai y me dijo que él quería venir conmigo, le contesté que no se preocupara que todo iba a estar bien y que iba a tratar de hacerlo lo mejor posible, me di la vuelta y le dije que se portara bien y que pronto nos volveríamos a ver. Esa fue nuestra última conversación”, contó.
“Siempre pensé que si alguna vez tenía una emergencia familiar estando yo en competencia fuera de Chile, lo primero que haría sería tomar el avión de vuelta y llegar a mi casa lo antes posible. Sin embargo, como mi papá me insistió tanto que quería estar conmigo en este Mundial, estoy segura que él ahora me diría que me quede y compita. Incluso lo hablé con mi mamá y mi hermano, y ellos también piensan que él desearía eso”.
Mardones demostró una fortaleza de carácter única e, impulsada por el amor de su padre, redondeó una actuación magnífica: ganó la competencia de bala F54 femenina con una marca récord mundial de 8.19m.
“Todo se dio de muy buena manera, siempre me sentí acompañada por él”, recuerda. “En los días previos a la prueba de bala había hecho dos lanzamientos similares, justo luego del funeral, pero sin dudas que en la competencia fue algo muy especial. En cada lanzamiento, sentí que estaba acompañada por él”.
“Cuando los jueces marcaron 8.19m me largué a llorar, ellos creían que eran por el récord mundial y yo estaba emocionada por poder hacerle honor lo mejor posible”.
“El momento del podio fue muy emocionante. Estaba lejos de mi familia, pero me sentí acompañada por todo mi país, me mandaban mensajes de aliento por todos los medios. Cuando tuve la medalla colgada de mi cuello, escuchando el himno nacional y mirando al cielo fue el momento más emocionante de toda mi carrera”, rememora.
“Me han preguntado de dónde saco la energía en los momentos adversos, cómo hago para que eso me dé más fuerzas y creo que simplemente la vida es así: te pone barreras, te hace sufrir algo que no estaba contemplado y puedes ponerte a llorar, reclamarle, pero la verdad es que hay que seguir, vivir el momento, echarle garra y mirar con optimismo el futuro”.
Cambio de cancha
Mardones se inició en el Para deporte por medio del tenis en sillas de ruedas. A los 23 años, mientras trabajaba en un complejo turístico en Islas Vírgenes, cayó por un barranco en medio de un ciclón y sufrió una lesión en la columna.
Luego de una larga rehabilitación, comenzó con el tenis en sillas de ruedas. A lo largo de 12 años, compitió en dos Juegos Paralímpicos (Londres 2012 y Río 2016), tres Juegos Parapanamericanos (Río 2007, Guadalajara 2011 y Toronto 2015) y alcanzó el número 11 en el ránking mundial.
La decisión de dejar este deporte tuvo que tomarla por inconvenientes físicos. Un dolor continuo en el cuello le afectó la movilidad del brazo derecho, con el que movía la silla. También le impactó la coordinación y la rapidez que se necesita para jugarlo. Por eso, buscó una alternativa.
“Los lanzamientos fueron lo que más me gustó y tenía movimientos similares al tenis”.
Rumbo a Tokio 2020
Al igual que el resto de los Para atletas, Mardones tuvo que alterar su planificación por la postergación de los Juegos Paralímpicos debido a la pandemia de Covid 19. “Venía en una curva de rendimiento muy buena y tener que parar por la cuarentena me hizo volver a punto cero. Es complicado, pero si trabajo de buena manera espero alcanzar otra vez el pico de mi rendimiento en Tokio”, sostiene confiada.
“No quiero exigirme un podio. Quiero trabajar día a día para que después se puedan ver los resultados en la competencia. Quiero llegar con confianza y sentirme cómoda para disfrutar, porque ahí es cuando se dan las cosas. Pero obvio que es un sueño tener una medalla Paralímpica”, reconoce.