Angélica Bernal siembra semillas para el crecimiento del tenis colombiano

La jugadora de 25 años llegó al top 10 del ranking mundial y sueña con el trono mientras ve los frutos de su trabajo en decenas de niños a los que introdujo al tenis en silla de ruedas 26 Apr 2020
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a female wheelchair tennis player clenches her fist on the court
Angélica Bernal se destaca dentro y fuera del campo de juego
ⒸLima 2019
By Santiago Menichelli | For the IPC

Cuando los años pasen y se mire hacia atrás en el entramado de hitos que construyeron el tenis en silla de ruedas en Colombia, se deberá prestar especial atención al nombre de Angélica Bernal. 
Nacida 25 años atrás en la capital Bogotá, la hoy número 10 del mundo es tan joven como inflexible a la hora de hablar de su sueño de llegar a la cima del ranking. Y es tan generosa en sus esfuerzos dentro de la cancha como en su trabajo fuera de ella por conseguir que cada vez más niñas y niños con discapacidad abracen la raqueta.

LAS SEMILLAS DEL TENIS COLOMBIANO

“Después de haber ganado algunos torneos, se nos ocurrió la idea a mí, a mis padres y entrenadores de darles la oportunidad a más niños con discapacidad de jugar tenis en silla de ruedas. No había niños ni mujeres jugando hasta entonces. La idea era incentivar el deporte y fortalecerlo. Por eso empezamos la escuela Semillas sin barreras”, cuenta.

Sabía que no era suficiente con ser pionera en el deporte en su país e incentivar a otros desde sus brillantes actuaciones en el inicio de su carrera internacional. Era necesario ponerse manos a la obra, y eso fue lo que hizo.

Desde hace una década, su escuela enseña tenis en silla de ruedas a pequeños y adolescentes con discapacidad. En un primer momento, la propia Angélica acompañada por su padre y su cuerpo de entrenadores eran quienes daban las clases. Pero las exigencias del circuito los obligaron a dejar esa tarea en la cotidianeidad y llegó un profesor para suplirlos, un recurso que desde hace un tiempo aporta el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) de Bogotá.

Bernal riega sus anhelos día a día, en cada entrenamiento, y planta semillas para que florezca el tenis en silla de ruedas en la nación sudamericana. “La idea es seguir formando un semillero para el tenis colombiano. Cada vez que estoy en Colombia acompaño a los niños y al entrenador y juego con ellos”.

“Es fundamental el ser el ejemplo para muchas personas con discapacidad que ven que no tienen muchas opciones en la vida, el mostrarles que son muy capaces de luchar por sus sueños, de representar a un país. Con trabajo, disciplina y determinación se pueden lograr muchas cosas”.

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Angélica Bernal holding her Lima 2019 gold medal
Angélica Bernal se consagró campeona Parapan en Lima 2019 Ⓒ Lima 2019

“Todas las sillas de ruedas que he dejado son para ellos, también les conseguimos raquetas. Todo lo que esté a nuestro alcance lo hacemos por ellos”.

De la escuela que fundó cuando era apenas una adolescente surgieron niños que se vislumbran como el futuro cercano del tenis en silla de ruedas colombiano. “Algunos nos han representado en la Selección de Colombia juvenil y en la Selección de Bogotá en los Juegos Paranacionales”, dice con orgullo.

Su compañero de dobles mixto en el plano nacional, Sebastián Díaz, es uno de los proyectos que germinaron en Semillas sin barreras. Cuando es compartido, el éxito tiene un sabor todavía más dulce. 

TRABAJAR POR EL DEPORTE

La tenista colombiana estudia relaciones internacionales y ciencias políticas. Es un título que sabe que tendrá pronto en sus manos, aunque en algunos semestres ese logro deba esperar a causa de los que consigue con su raqueta.

El objetivo de Bernal para cuando finalice su carrera es claro: “Quiero trabajar en alguna organización internacional o colombiana por el deporte Paralímpico y por el deporte de mi país”. No le alcanza con retribuir el apoyo recibido con lo que brinda a la sociedad su escuela de tenis.

El tenis en silla de ruedas crecerá en Colombia cuando muchos más niños puedan sentir lo mismo que ella. “El tenis es la herramienta de mi felicidad; es mi trabajo, pero también mi hobby y lo que más disfruto hacer. He podido viajar y ayudar a muchas más personas”, declara.

NÚMERO 1

Angélica Bernal entra a la cancha de punta en blanco con un aspecto elegante y su peinado reluciente. Una vez comienza el partido, la colombiana luchará cada pelota con fiereza. Eso asegura haberlo aprendido de su referente María Sharapova. La tenista rusa “ha sido mi ídola por su pasión y su garra en cada punto y en cada partido. Ella demostró que se puede ser delicada y verse bien presentada pero aun así entregarlo todo”.

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Angélica Bernal hits a backhand
Angélica Bernal en acción Ⓒ Lima 2019

También quiere seguir a Sharapova en la senda de los triunfos y transformarse en la mejor del planeta. “Desde que empecé, mi sueño es ser la número 1 del mundo. Todavía me falta un poco más de preparación y competencia con las mejores del mundo”.

Advierte que “el tenis es de los deportes más completos porque tienes que estar muy bien físicamente para soportar un partido de tres horas, pero también tienes que ser muy inteligente para afrontar cada punto y tener una fortaleza mental impresionante para ser constante durante todo el partido”. En eso está trabajando.

CAMINO A LA CUMBRE

No son muchos los atletas que puedan ostentar dos participaciones en Juegos Paralímpicos —mientras se acerca la tercera en Tokio— y tres en Juegos Parapanamericanos a los 25 años.

En Guadalajara 2011, a sus 16, Angélica Bernal se topó con las atletas más encumbradas del continente y cosechó dos medallas: ganó bronce en singles y plata en dobles junto a Johana Martínez. En Toronto 2015 fue por el oro pero recibió un duro golpe a su ilusión: “Me sentía muy preparada para ganar la medalla y sin embargo perdí en segunda ronda”.

Llevó su aprendizaje a Lima 2019, donde conquistó una presea que impulsó su carrera de manera inigualable. “Sentía que estos eran mis Juegos, estaba segura de mi preparación, pero esta vez iba pensando en el paso a paso y no en el logro mayor. Eso fue lo que me mantuvo enfocada durante cada partido y me permitió ganar el oro sin ceder ningún set durante la competencia”.

“Aquello me dio un impulso grandísimo en el resto de los torneos que me quedaban en 2019. Di un rendimiento altísimo frente a las mejores del mundo. Yo creo que esto también me ayudó a creer más en mí y en mi juego y a encontrar la concentración que debo tener para cada partido”.

El oro de Lima 2019 la ayudó a “confiar un poco más en mis capacidades y fortalezas”. Como confían en ella los niños de Semillas sin barreras, ese legado que ya es palpable en tierras colombianas.