Pasional Kinga Drozdz brilla antes del debut Paralímpico

La pasión de Kinga Drozdz por la esgrima en silla de ruedas rezuma por todos los poros de su cuerpo.

Esta joven de 26 años, relativamente nueva en este deporte, se ha convertido rápidamente en una habitual del podio de Polonia en la categoría de sable femenino A. Por ello, todas las miradas están puestas en ella cuando faltan menos de 50 días para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.

"Voy a por el oro y trabajo cada día para ello", dijo Drozdz. "No me gusta decir 'oh, voy a por el oro y no me interesa ninguna otra medalla'. Ya veremos. Voy a hacer mi mejor esgrima. No quiero pensar en volver a Polonia sin una medalla, no es bueno. Me mantengo positivo. Pero tengo otra vida, no sólo la esgrima".

Drozdz es la definición de una atleta profesional, y se esfuerza por lograr el equilibrio adecuado entre sus diferentes pasiones. Además de sus logros en la pista, tiene una carrera consolidada fuera de ella.

Al trabajar para el gobierno polaco, Drozdz organiza vuelos, lo que implica una cuidadosa planificación y coordinación. Este trabajo a tiempo completo se extiende de 7 de la mañana a 7 de la tarde. Cuando trabaja, Drozdz entrena una vez al día. Y cuando no, tres.

Cualquiera podría pensar que la esgrimista polaca lleva mucho tiempo manteniendo esta rutina, sobre todo por el ritmo al que colecciona medallas. 

De hecho, Drozdz no debutó hasta noviembre de 2018 en la Copa del Mundo de su país, en Varsovia. Apenas cuatro meses después consiguió su primer podio en Pisa (Italia): un oro en su querido sable, versión que lleva tatuada en su brazo derecho.

"Fue poco tiempo, pero trabajo con un psicólogo, lo que fue muy importante para mí. Moverme en la silla de ruedas me costó porque no tengo mano izquierda y tuve que adaptarme". 

"Pisa fue una locura. Terminé mis poules y después quedé 16ª o 14ª, pero mi primer partido fue con [Loredana] Trigilia, de Italia, y el siguiente con [la ucraniana Natalia] Morkvych. Cuando gané contra ella, salté sobre mi silla de ruedas porque no podía creerlo. Gané, ¡oh, Dios mío! Fue una auténtica locura". 

"Creo que cuando gané contra Morkvych, después todo me resultó fácil".

Ciertamente, Drozdz lo ha hecho parecer fácil. Le siguieron tres oros más en la Copa del Mundo, el más reciente a principios de julio, de nuevo en Varsovia. Una medalla de plata en el Campeonato del Mundo también se sumó a su botín en 2019.

"Es un trabajo de psicología creo. No tengo problemas de motivación gracias a mi psicólogo, creo". 

Ni siquiera el pequeño asunto de una pandemia mundial que eliminó todas las competiciones durante 18 meses y retrasó un año su debut Paralímpico puede frenar a Drozdz. Con la confianza lograda en el sable, sólo le dio la oportunidad de perfeccionar sus habilidades en otra arma".

"Quizá parezca una locura, pero para mí fue una buena decisión. Empecé a practicar la esgrima en silla de ruedas a finales de 2018, el Campeonato de Europa fue mi primera gran competición. Así pude dedicar el tiempo a trabajar en mi segunda arma, la espada". 

"El sable es lo más importante para mí, me encanta. Pero nosotros [Polonia] también nos hemos clasificado en el equipo de espada, por eso también es importante, no para mí, sino para el equipo. El aplazamiento fue bueno para mí. Puedo hacer algo especial y fue un tiempo extra para mí y para mi equipo también".

Encontrar lo positivo en lo que debería parecer una situación desesperada es algo que Drozdz hace con mucho estilo. De cara a sus primeros Juegos Paralímpicos, que serán únicos en muchos sentidos, no puede evitar emocionarse con lo que le depara el resto de su carrera.

"Cruza los dedos por mí y por toda Polonia", dice. "Deséennos buena suerte y salud.

"París [2024] seguro que serán mis segundos Juegos Paralímpicos. No sé, depende de mi salud. Espero que sea mucho tiempo. Me encanta. No soporto estar en casa más de tres días sin entrenar. Es mi pasión".